lunes, 30 de noviembre de 2015

Autoestima como base del liderazgo

Como parte de una historia de vida, las personas tienden a desarrollar ciertos conceptos respecto a ellos mismos, que tienen un impacto significativo  en su forma de pensar, comprender, aprender y enfrentarse a situaciones cotidianas. Las personas que no desarrollan una idea clara respecto a las variables anteriores, tienden a tener un comportamiento poco auténtico en relación con su realidad, afectando sus esferas: sociales, de familia y trabajo.

José María Escrivá plantea la relación causal entre autoestima y humildad:

“El propio conocimiento nos lleva de la mano a la humildad”


Esto puede explicar la relación que existe entre las relaciones de poder que se ejercen en el trabajo, y la personalidad del líder, que busca clarificar y reafirmar su capacidad a partir de la descalificación del otro.

La psicología social, identifica cómo estas relaciones de poder llevan generalmente a relaciones coercitivas que tienden a someter al otro a órdenes y descalificaciones, propiciando ambientes enfermos y poco favorables que impactan en los resultados,  se ven limitados, y el talento lejos de ser potenciado y aprovechado, es explotado y frenado.

A partir de lo anterior es evidente la necesidad en las organizaciones de identificar y/o desarrollar líderes auténticos.

La autoestima se relaciona con la racionalidad, el realismo, la intuición, la creatividad, la independencia, la flexibilidad, la capacidad para realizar cambios, la disposición a admitir y corregir los errores, la benevolencia y la creatividad (Branden N, 1998)

Elementos relacionados para el desarrollo de la Autoestima


Cuando más desarrollada se tiene la autoestima, más disposición se tendrá para crear relaciones satisfactorias en lugar de tóxicas.


Construcción de la autoestima, pilares:

De acuerdo a varias investigaciones durante décadas Nathael Branden logra identificar seis pilares fundamentales para el desarrollo de la autoestima (Branden, N., & Rubio, J. V.):

1.       Práctica de vivir conscientemente: Buscar y estar abierto con ilusión a cualquier información, conocimiento o comentario que tenga relación con los intereses de la persona, sus valores, objetivos y proyectos,  intentando comprender no sólo lo que pasa alrededor, sino también su interior, de manera que no actúe sin saber lo que está haciendo.

2.       La práctica de la autoaceptación: Que la persona experimente el deseo de poseer, experimentar y hacerse responsable de los propios pensamientos, sentimientos y acciones sin evadirse, negarlos o desentenderse de ellos, sin autorrealizarse; permitirse tener pensamientos propios.
Cuando se trabaja la autoaceptación la persona no se sentirá a la defensiva y tendrá buena disposición ante comentarios críticos o ideas diferentes sin volverse hostil o agresivo.


3.       La práctica de la autorresponsabilidad: La persona debe tomar cuenta de las elecciones y acciones, percibirse responsable de él mismo respecto a su vida, su bienestar y el alcance de sus objetivos. Comprender la dinámica de cooperación de otras personas para alcanzar los objetivos propios. En este punto un líder no debe enfocarse en la pregunta: ¿De quién es la culpa?, sino, ¿qué debemos hacer?.

4.       La práctica de la autoafirmación: La persona debe ser auténtica en el trata con lo demás; tratar y tratarse con valores, no ocultando la realidad de quién es y de los que aprecia tratando de evitar la desaprobación.
La autoafirmación se relaciona a la manera racional por vivir la realidad propia, responder por su persona sin temor a la desaprobación.

5.       La práctica de vivir con determinación: Identifica sus objetivos o propósitos personales a corto plazo, así como las acciones necesarias para alcanzarlos; organiza su conducta para lograrlos. Asegurar que se hace lo correcto, prestando atención a las consecuencias a fin de saber en un momento dado si es necesario retornar y rectificar errores.

6.       La práctica de la integridad personal: Vivir coherentemente con lo que se sabe, los valores que se profesan y lo que se hace.  Dando pauta al respecto de compromisos, ejemplo de admiración, tratar a los demás con amabilidad y benevolencia. En toda organización existen personas en quienes se confía y otras en quienes no, es cuestión de coherencia o, lo que es lo mismo, integridad.

El papel principal de un líder es  compartir la visión general de los objetivos organizacionales, inspirar y animar a todos sus equipos , invitándolos a contribuir de manera óptima al logro de los mismos, bajo una filosofía de ganar ganar.

Cuanto más alta sea el autoestima de un directivo, las probabilidades de que lo anterior suceda aumentan. Una mente que no confía en sí misma, no puede inspirar lo mejor en los demás. Una persona que considera no merecer tener logros y éxitos, reduce sus posibilidades de hacer que los demás tengan aspiraciones.
Un líder no puede transmitir lo mejor a sus colaboradores si sus carencias e inseguridades lo orillan a probarse a sí mismo que tiene razón y otros no, presentándose la relación no sólo no inspiradora ni motivante, sino además sus colaboradores se le presentan como adversarios.
Ariana L. Vázquez
@arianalvh 

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